En este mundo nuestro, y en estos tiempos difíciles, habrá siempre motivos para el desánimo. Por eso, transmitir a los demás "el espíritu de fortaleza, de amor y de templanza" que hemos recibido de Dios es un deber y una responsabilidad. (Padre Manolo Morales o.s.a.)
“Velemos los unos por los otros, para estimularnos en el amor y en las buenas obras.” (Heb. 10,24)
Siempre podemos animarnos para hacer el bien, esta actitud genera comportamientos saludables en todos los ambientes donde vivimos.
Un amigo que anima a practicar el bien es porque él ya lo hace, y sabe que el bien trae felicidad. No solo para quienes lo practican, sino para todos los que los rodean.
Cuando dos o más personas se animan mutuamente a practicar el amor fraterno y a hacer obras buenas, atraen la presencia de Dios entre ellas. Dios, que es el Bien Supremo.
El aliento mutuo es apoyo para el débil, luz para el indeciso y esperanza para todos.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento