¿Se dará cuenta nuestro mundo, perezoso y soberbio con las cosas de Dios, que necesitamos orar, y que privar a un niño de aprenderlo (se lo pide el instinto) es infundirle una mentira: que le resolveremos nosotros todos sus problemas? (Padre Manolo Morales o.s.a.)
Nuestra vida debe convertirse en una oración constante. Lo que significa tener una relación continua con Dios, ya sea en los momentos de oración, ya sea en todas las actividades que realizamos.
Jesús no sólo dio el ejemplo de rezar siempre, tanto en momentos de recogimiento en los cuales conversaba con el Padre, como en sus actitudes en el día a día.
Dio el ejemplo de la viuda que pedía insistentemente al juez deshonesto que le hiciera justicia, venciéndolo por la perseverancia. Y compara ese juez a Dios, que siempre nos hace justicia.
Podemos pedir con insistencia a Dios lo que necesitamos, pero debemos corresponder con una vida totalmente dedicada a Él, que se hace presente en cada prójimo.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento