Lega el momento de la prueba, y la confianza en Dios se nos oscurece. Entonces, un empujoncillo al corazón para que no deje de amar, y volverá la luz. Lo ha prometido Él: a quien ama, se manifiesta. Los ojos de la fe están en el corazón. (Padre Manolo Morales o.s.a.)
Tenemos que dar testimonio de nuestra fe con gestos concretos. Nuestra profesión de fe debe llevar a las otras personas a creer en el amor de Dios por ellas.
Para dar un testimonio fiel, debemos perseverar en la fe, que significa también perseverar en el amor al prójimo y en el amor recíproco.
La perseverancia en la fe adquiere su verdadero sentido cuando amamos.
El que tiene fe, pero no ama, tiene una fe infructuosa, que ni siquiera le sirve a sí mismo.
El que profesa su fe diciendo: “Yo creo en Dios Padre todo poderoso”, debe creer también en Jesucristo y en su mandamiento nuevo: “Ámense los unos a los otros como yo los he amado”
Perseverar en la fe es actuar con la ayuda del Espíritu de Dios que habita en nosotros.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento