Si, felices y agradecidos, disfrutamos de salud, familia, trabajo, paz social... sabe el corazón en el fondo que solo Dios fundamenta nuestros bienes; por eso la vida nos ha enseñado a creer y rezar: "Eres tú, Señor, mi único Bien". (Padre Manolo Morales o.s.a.)
Las virtudes en general favorecen la convivencia humana, pero existen tres virtudes que favorecen de manera especial nuestra relación con Dios: la fe, la esperanza y el amor.
Podemos creer y tener esperanza, poniéndonos completamente en manos de Dios, sabiendo que solos no podemos hacer nada, pero con Él podemos hacerlo todo.
La fe nos hace querer y esperar lo mejor para nosotros y para todos; nos hace creer en la felicidad, especialmente en la felicidad eterna.
La esperanza nos lleva a reflexionar sobre todo lo que sucede, a descubrir dónde hay fallas y errores, y sobre todo, nos lleva a recomenzar superando los obstáculos.
La fe, la esperanza y el amor son virtudes que no existen aisladamente. No hay una sin las otras.
Por lo tanto, la fe y la esperanza aumentan el amor entre nosotros.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento