Cuidarlas con esmero porque son nuestra casa; y se convierte en "morada de Dios" si, como buenos albañiles, la construimos -luminosa, ventilada- según pide Él, nuestro Arquitecto. Con paciencia, con los mil perdones mutuos de cada día, con los detalles, la atención, el servicio... (Padre Manolo Morales o.s.a.)
Antes de cultivar amistades, elegir amigos, favorecer a los familiares, debemos cultivar por sobre todo, el deseo sincero de estar unidos a todos.
El deseo de hacernos uno con todos para favorecer la unidad.
De esta manera estarán contemplados todos los tipos de relaciones: con la familia, con los amigos, con todos.
Cuidaremos de las relaciones de una forma mucho más sólida y concreta, no sólo en base a los sentimientos.
La unidad es ante todo, un don Dios. Es su presencia en medio nuestro. Por lo tanto, el valor de nuestras relaciones crece mucho más.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento