Es milagrosa esta palabra. Nuestros fallos, tropiezos y desalientos "asustan" más a nuestro orgullo que al Amor misericordioso de Dios. Basta reconocer que somos inestables, que Él es nuestra verdadera estabilidad... y recomenzar. (Padre Manolo Morales o.s.a.)
La imagen de un atleta con la medalla de oro en el cuello, supone mucho tiempo de entrenamiento y muchas competencias en su curriculum.
Así es la vida del amor al prójimo. Para ser campeones debemos perseverar, recomenzar cada día, superar nuestras debilidades y vencer los obstáculos del temperamento, de los rencores, de las penas y del odio.
Recomenzar en amar en cada momento presente, tomando la iniciativa y sin hacer distinciones.
Hoy, parafraseando a Chiara Lubich, utilicemos el lema: “Recomenzar siempre, de inmediato y con alegría”.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento