Distinguir el bien y que alguien nos ayude a hacerlo, es un don de Dios. No sirve correr y vivir a lo que salga. ¡De cuántas palabras y obras nos arrepentimos por no habernos parado antes a pensar! Porque el corazón engaña. (Padre Manolo Morales o.s.a.)
Al contrario de lo que se piensa, el que ama actúa muy racionalmente, con los pies en la tierra, porque tiene la luz, el discernimiento.
Humanamente se puede decir que aquellos que actúan motivados por el amor se convierten en ingenuos, presas fáciles para los oportunistas. En realidad, ingenuo es quien cree que puede engañar al amor.
Los que aman ven y poseen la sabiduría que viene de Dios. Por eso Jesús dijo: “Yo te alabo, Padre, Señor del Cielo y de la tierra, porque has mantenido ocultas estas cosas a los sabios y entendidos y las has revelado a la gente sencilla” (Mt. 11,25)
Por lo tanto, si alguien quiere ver, ame; si quiere entender, ame más aún; si quiere tener la luz, ame siempre. Y así, aprenderá a distinguir el bien.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento