Es el mayor tesoro del corazón, la brújula intima, la voz misma de Dios. Antes de emprender la marcha del día, apagar todos los ruidos de fuera, abrir con total franqueza los oídos del corazón y obedecer. Así caminamos a su Luz y le sacamos gusto a la vida. (Padre Manolo Morales o.s.a.)
Ella confirma nuestras buenas acciones y reprocha nuestros errores. Nos ayuda a ir adelante, así como nos ayuda también a volver atrás y recomenzar.
Para escucharla con claridad es necesario que estemos en el amor, debemos estar dispuestos a escucharla de verdad.
Sentimientos como el odio, rencor, envidia, pueden ahogar su voz. La falta de paz es señal de que no la estamos escuchando.
La voz de la conciencia es guía, consejera, luz en el camino. Es la semilla de la voz de Dios dentro de nosotros.
Quién se deja guiar por ella camina seguro, vive en paz y sin temor.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento