Lo dice la madre -pilar de la familia- a sus pequeños: id de la mano siempre, no os soltéis. Privados en este mundo de esa guía materna y el apoyo de los hermanos, es construir una familia floja de fe, inconstante, insegura. (Padre Manolo Morales o.s.a.)
Es algo bueno y muy provechoso cuando nos ayudamos unos a otros, cuando cada uno pone sus dones al servicio de todos.
Sin embargo, la humildad debe ser nuestra maestra, para que no nos pongamos como maestros de los demás.
Cuando hacemos las cosas por amor, con la intención de servir a los demás, incluso cuando se trata de la transferencia de conocimientos especializados, seguimos viviendo y siendo testigos de la humildad, porque quien ama no es arrogante.
La ayuda que brindamos a los necesitados tiene su valor medido según la humildad con la que se practica.
De hecho, aunque yo entregue todos mis bienes para ayudar a los necesitados, aunque entregue mi cuerpo a las llamas, si yo no tengo amor, de nada valdrá. (Cf. 1Cor 13,3)
El verdadero amor nos hace humildes.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento