Actúa Dios en nuestra convivencia cuando fomentamos el encuentro y el interés común. Alejamos a Dios y creamos incomprensiones y malestar cuando dejamos de escuchar a los demás y olvidamos el amor a todos. (P.M,)
Cuando está presente en la familia se vuelve más fuerte que los lazos de sangre; entre los miembros de un equipo de trabajo se convierte en sinónimo de eficiencia y éxito; vivido en la comunidad se convierte en un testimonio más fuerte que las palabras. Es decir, en cualquier entorno donde se ponga en práctica reinan la armonía, la paz, la alegría, la luz y la plenitud de vida.
En el amor mutuo no hay intercambio, hay comunión; no hay divisiones, sólo hay fraternidad.
Cuando nos amamos mutuamente, enfrentamos juntos cualquier desafío.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento