Para "responder" como Dios quiere a nuestras obligaciones, Él nos recuerda la "deuda" primera: el amor mutuo, "esmerarnos en hacernos el bien unos a otros", responsables de mantener la unidad por encima de todo. (Padre Manolo Morales o.s.a.)
El amor nos hace crear vínculos tan estrechos entre nosotros que nos volvemos responsables unos de otros.
Dios no quiere que lleguemos solos ante Él, sino que, a través de nuestro testimonio, le presentemos a muchas otras personas. Es decir, que hagamos llegar Su amor a todos.
Por lo tanto, tenemos la responsabilidad de mantener encendida la llama del amor de Dios, en el corazón de cada persona con la que nos encontramos.
Amando, llevamos la presencia de Dios a los ambientes donde vivimos. Este es el mejor testimonio que podemos dar, porque si nuestras acciones están impregnadas de amor verdadero, Dios mismo actuará a través de nosotros.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento