Recordar a nuestros difuntos ayuda a pensar en la propia muerte y despierta la fe en la resurrección y en la vida eterna; en que el mal y la injusticia no tienen la última palabra; y todos rendiremos cuentas a Dios Padre. (Padre Manolo Morales o.s.a.)
En primer lugar, tratando de comprender los deseos escondidos en cada corazón, la sensibilidad de cada persona, su percepción del amor, sus necesidades, sus debilidades.
El segundo paso es ofrecer a todos la alegría que viene de Dios, la alegría que viene de la fe que profesamos y que nos acompaña en todas las circunstancias.
Sólo así podremos sembrar las semillas de esperanza que todos desean: después de demostrarles amor y fe.
Podemos esparcir semillas de esperanza por todos los caminos por donde pasemos, para que florezcan y los hagan visibles. Caminos que llevan a la verdadera felicidad, caminos que nos conducen a Dios.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento