No de los hechos aparentes, transitorios que vemos y vivimos, sino de nuestra historia profunda "que no se ve", que es eterna: hoy la niña María, hija de Joaquín y Ana, subió al templo "llena de gracia". Y cambió la historia. (Padre Manolo Morales o.s.a.)
No somos testigos de la muerte, sino de la vida. Somos testigos de la resurrección, que es el triunfo de la vida sobre la muerte.
Cuando somos conscientes de que testimoniamos la plenitud de la vida, nuestro testimonio está lleno de alegría.
Dios es luz, es vida, es alegría verdadera. Su Palabra nos trae alegría, Su amor es alegría genuina.
Conocí personas que, aunque sufrían, testimoniaban con alegría la vida que experimentaban estando en Dios en todo momento.
Que la alegría sea nuestro distintivo, cuando testimoniamos el amor de Dios en nosotros y nuestro amor por los demás.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento