Por mucho que intentemos "vivir de sombras y de engaño", necesitaremos siempre la luz y la verdad. El Amor de Dios nos ha hecho inmortales. Y es esa "inmortalidad del amor" el cielo que esperamos. Allí nos esperan. (Padre Manolo Morales o.s.a.).
“Dios es luz, y en él no hay tinieblas.” (1Jn. 1,5)
Para que yo tenga esta luz, necesito estar en comunión con Dios. Y sólo estoy en comunión con Dios cuando vivo el amor.
Es el deseo de amar, que me hace reconocer mis pecados y pedir perdón; es el deseo de amar que me da la fuerza para recomenzar, para levantarme después de una caída y seguir adelante.
El amor es luz porque Dios es amor.
Cuando amo, Dios resplandece en mi vida y, haciéndome su instrumento, su luz puede llegar a todos.
Soy luz, no por mí mismo, sino por la gracia de Dios que habita en mí por medio de Jesús.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento