Es el test que proponía san Agustín a sus amigos para conocer el progreso en la virtud: "será tanto mayor ese progreso cuanto cuidemos mejor lo que es común que nuestras propias cosas". (P.M.)
Existe una interdependencia entre las personas: todo lo que cada uno hace individualmente puede tener repercusiones en la colectividad.
Cuando las acciones de un individuo son buenas, provoca el bien de todos; si es lo contrario, todos son perjudicados.
Con estos principios siempre presentes en mi vida, puedo decir que me interesa el bien común. Es decir, todo el bien que deseo para mí, también lo quiero y lo proporciono a los demás.
El interés por el bien común debe comenzar en los ambientes donde vivo: en casa, en el trabajo, en mi vida social en general.
Sólo así podré pensar también en un colectivo más amplio como es mi barrio, mi ciudad, mi país.
Podemos resumir el interés por el bien común con este versículo de la carta de Pablo a los Filipenses: "Que cada uno busque no solamente su propio interés, sino también el de los demás.". (Fl 2,4)
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento