El secreto está en no sufrir solos ese sentimiento de angustia. Dios-Hombre, que lo sufrió como nosotros, se ha comprometido a transformar y acompañar nuestras soledades. Amándonos entre nosotros, Le sentiremos muy cerca. (Padre Manolo Morales o.s.a.)
El miedo puede ser real o imaginario. Nos inmoviliza y nos impide que hagamos muchas cosas.
Es más fácil liberarnos del miedo real, porque los demás también lo perciben y pueden ayudarnos. En cuanto al miedo imaginario, sólo nosotros lo percibimos y se vuelve más difícil afrontarlo y superarlo.
Algunas veces podemos necesitar la ayuda de un profesional calificado, ya que puede convertirse en una fobia o un síndrome de pánico.
La gran mayoría de los miedos imaginarios son infundados, no sabemos de dónde vienen. Pero podemos liberarnos quitándoles tiempo y energía. O, mejor dicho, no darles tiempo y energía.
El primer paso para liberarse de los miedos es entregarlo todo a Dios. No sólo con palabras, sino con actitudes valientes, que son lo opuesto a los miedos.
Después, ir al encuentro del prójimo con la intención de ser don, de servir, de amar.
El amor va más allá de todos los miedos y tiene el poder de liberarnos de todos ellos.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento