Cuando lo que compartimos muestra que la Luz y la Bondad nos han penetrado y cambiado el corazón, como solo Dios puede entrar y obrar ahí, es Él quien habla por nosotros; y esa experiencia puede tocar los corazones y convencer. (Padre Manolo Morales o.s.a.)
El intercambio de experiencias es una verdadera comunión y nos ayuda a ser un solo corazón y una sola alma.
Al compartir con los demás lo que estoy viviendo, les transmito la luz que he recibido. Por supuesto, este compartir debe hacerse sin ningún rastro de soberbia, ya que la soberbia espiritual es aún más dañina que la humana, porque destruye el trabajo que Dios hace en nuestra vida.
Cuando la experiencia vivida se presenta con la debida humildad, edifica e ilumina a todos, además de dar gloria a Dios.
De hecho, Jesús afirmó esto cuando dijo: “Así debe brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en ustedes, a fin de que ellos vean sus buenas obras y glorifiquen al Padre que está en el cielo.” (Mt. 5,16)
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento