Fiables, confiables, cualidad esencial de nuestra convivencia: el respeto de la verdad (que no producimos nosotros; nos precede ). Dice el Evangelio (Mt. 5,37) que faltar a la verdad y generar desconfianza "viene del Maligno". (Padre Manolo Morales o.s.a.)
Una persona auténtica es aquella que se mantiene íntegra incluso en medio de todos los vicios y males del mundo.
La primera señal de que estamos perdiendo nuestra autenticidad es cuando necesitamos hacer juramentos.
Quien ama, motivado principalmente por el amor de Dios, se mantiene auténtico, porque no tiene necesidad de "agradar" a los demás, sino de darles lo que realmente necesitan. Ama con la justa medida.
Una persona auténtica no tiene hipocresía en sus acciones y al expresarse; hay coherencia entre el decir y el hacer.
El amor mutuo vivido con los hermanos y hermanas nos ayuda a ser más auténticos, porque resalta lo positivo de cada persona y corrige todo lo negativo que puede impedirnos ser honestos unos con otros.
La autenticidad, por tanto, está ligada directamente a nuestra fidelidad al amor.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento