Es una "Llama" que el Creador encendió en nuestros corazones para llenar de sentido la vida y hacernos felices. Nos toca mantenerla viva y defenderla. ¿Quién no sufre alguna vez los vientecillos del egoísmo, la envidia, la soberbia...? (P. M.)
Donde quiera que estemos, podemos alimentar el amor: en la familia, en el trabajo, con los amigos o incluso en un ambiente desconocido. No podemos quedarnos indiferentes. Siempre podemos hacer algo para alimentar el amor y como consecuencia, la paz y la unidad.
Alimentar el amor con actitudes activas: interviniendo en una dificultad de relacionamiento para ayudar a aclarar las cosas, cuando es posible; no entrar en conflicto con nadie; enviar mensajes conciliadores a los amigos lejanos; participar en peticiones, marchas o manifestaciones por la paz y unidad de los pueblos; promover eventos que favorezcan las relaciones interpersonales y reconciliaciones.
Alimentar el amor también con actitudes pasivas: no expresar juicios sobre las personas, que lleven a otros a tener una mala impresión sobre ellas; no comentar hechos que degradan a nuestro interlocutor, aunque sean verdaderos; no hacer chismes; callar para evitar la discordia.
El alimentar el amor culmina, cuando este se vuelve recíproco, y a través de él, como un don de Dios, alcanzamos la unidad.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento