Será posible mientras tengamos presente que Dios nos mira, iluminando cuanto vivimos y sufrimos. ¿No es la mirada amorosa de la madre la alegría del bebé y el bálsamo de sus lloros? "Ilumina, Señor, tu Rostro sobre nosotros". (P.M.)
Amar es un gesto libre, que depende exclusivamente de nuestra voluntad y decisión.
Podemos ser obligados a hacer cosas, pero hacerlas por amor y con amor, depende totalmente de nosotros.
Pero cuando esta decisión es tomada libremente, la alegría brota espontáneamente en nuestro corazón.
Por tanto, amar con alegría en el corazón es un signo de que realmente estamos practicando un gesto de amor puro, que es fruto de nuestra voluntad y generosidad.
La alegría que viene del amor, no es artificial. Es genuina, verdadera y embriaga dulcemente el alma de quien ama y de quien es amado.
Esta alegría es don de Dios y nadie la puede cancelar.
“Tendrán una alegría que nadie les podrá quitar” (Jn. 16,22)
Abraços,
Apolonio Carvalho Nascimento