Quedó parapléjica esquiando, pero tras una novena a Chiara Badano salió del hospital caminando
ReL
22
junio 2022 Milagros Santos
Todo ocurrió cuando Astrid tenía 20 años. Esos días se fue a Suiza a
esquiar. La montaña estaba llena de nieve y se atrevió a realizar algunos
saltos. Todo iba muy bien. El tiempo era estupendo, brillaba el sol y su cuerpo
respondía perfectamente a aquel esfuerzo que tanto le gustaba.
Aquellos Alpes suizos eran su refugio frente a la rutina de París, el metro, el ritmo frenético de la capital de Francia… pero en el último salto que hizo esquiando el tiempo se paró para ella.
Astrid se desequilibró y cayó violentamente
contra el duro y frío suelo de la pista de esquí. Un estremecedor y
desconocido dolor recorrió su cuerpo. Y de repente notó que no
podía moverse.
Esta joven francesa fue trasladada en helicóptero
a un hospital, aunque ella para sus adentros se decía que tan sólo
sería un esguince. Pero no era un esguince.
Trece minutos después Astrid estaba en el hospital con
una vértebra facturada y la medula espinal muy afectada. Unas horas
después era operada de urgencia para evitar que la médula se partiera del todo.
Los médicos le dijeron que la gran prioridad es que
pudiera mover los dedos de los pies cuanto antes. En su cabeza no aparecía el
derrotismo. “Quiero bailar en mi boda y tener hijos”, repetía,
tal y como recoge Famille Chretienne.
La noticia corrió como la pólvora y los amigos de Astrid empezaron
rápidamente a rezar el Rosario, otros fueron al sagrario a pedir al Señor su
ayuda… Lo importante era rezar urgentemente
por ella.
Sus amigos, pero también muchos desconocidos, iniciaron
una novena a la beata Chiara “Luce” Badano para que intercediera por Astrid.
Personas de Suiza, Bélgica, Francia, pero también de sitios lejanos de Asia y
África se sumaron a dicha novena en lo que se convirtió en una enorme cadena de
oración.
Al principio las noticias eran muy malas. Una pierna
estaba muy débil, la otra ni siquiera respondía. El veredicto era
claro: Astrid se había quedado parapléjica. Los médicos le dijeron que
tras una larguísima y dura rehabilitación quizás pudiera recuperar algo de
movilidad, pero que sería “largo y difícil”.
Un día después la joven tenía una prueba de esfuerzo que
sería decisiva para su futuro. Se entrenó durante todo el día, pero no
consiguió mover la pierna.
Sin embargo, en el momento de la prueba y con un ejército
rezando por ella en todo el mundo sus pies empezaron a moverse. Astrid
no daba crédito. No sabía ni cómo ni por qué pero sus pies se movían.
El último día de la novena a Chiara Badano esta joven
salía del hospital completamente curada, y sin ninguna explicación plausible
de los médicos, tan sorprendidos como ella ante esta situación.
En su expediente médico sigue registrada como
“parapléjica”, pero en su día
a día ella camina, sube las escaleras, se sienta y hasta corre… La oración hace milagros.