Ellos, todos y cada uno de nuestros prójimos, son la "vía directa" para llegar a Dios. Nos ofrecen la ocasión de romper el cascarón de nuestro "yo" y renacer cada día a una vida religiosa auténtica, sin engaños, abierta, humana, generosa. (Padre Manolo Morales o.s.a)
Si alguno dice: “Yo amo a Dios”, pero odia a su hermano, es mentiroso, porque quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios, a que no ha visto. (1Jn. 4,20)
Esta afirmación de Juan es muy fuerte, pero no podemos quitar ni una coma, porque Jesús dijo que todo lo que hacemos al mas pequeño de entre los hermanos, se lo hacemos a Él.
Cuando amamos con esta motivación la conexión con Dios es inmediata.
Entonces, permanezcamos el día entero conectados, amando a Dios en los hermanos y hermanas.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento