Tal como es. Sin pretender que sea como nos gustaría que fuese. Y acoger no por "un favor" del momento sino por la actitud de siempre. La Madre -y las madres-, reflejos del amor de Dios, más que hacer favores, son un Favor permanente. (P.M.)
Esta frase puede revolucionar completamente nuestro día si la tomamos como un propósito a vivir hoy.
No cuestionar quien merece ser acogido o no, porque Dios hace salir el sol sobre buenos y malos, y hace llover sobre justos e injustos.
Incluso sin pretender, gano paz y serenidad cuando acojo a cada persona que se me acerca. Por lo tanto, vale la pena acoger a todos.
Podemos ser revolucionarios del amor y acoger a cada prójimo sin hacer distinciones. Éste es el camino de la perfección. (Cf. Mt. 5, 44-48)
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento