Claro que es una marcha, a veces fatigosa, nuestra vida. Pero no hace falta entender todo lo que ocurre en el trayecto. Si son "las sendas de Dios", será su fuerza y su luz, no nuestros límites, lo que haga llevadera y feliz esta peregrinación. (P.M.)
“Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios.” (Lc. 18,27)
Todo es cuestión de fe: toda montaña puede ser escalada y toda barrera puede ser derribada.
Simplemente no puedo pensar en hacer las cosas solo, porque actuar en sociedad con Dios es la garantía de que todo estará en su lugar, de que me sucederá lo mejor.
Mi fe es probada delante de las expectativas, porque soy tentado a dudar si las cosas saldrán a mi favor. Con la fe reforzada creo que Dios lo sabe todo, ve todo y puede todo. Y así, puedo calmar mi corazón.
Permanecer en el amor es como beber de la fuente de la esperanza y alimentarme de fe. Cuando amo, nada puede turbar mi espíritu.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento