Su verdad más profunda, la Idea que Dios tiene -y mantiene- de ella. Y, como esa Verdad estará oculta seguramente tras sus limites humanos, solo la descubrirán unos ojos sabios "llenos de misericordia" (Sant 3,17). (Padre Manolo Morales o.s.a.).
Cada persona que conocemos tiene un universo interior único, moldeado por sus experiencias, creencias y sentimientos.
Para conocer verdaderamente a alguien se necesita más que escuchar palabras; es necesario leer entre líneas, observar y prestar atención a las emociones que no se dicen.
Necesitamos superar las apariencias y conocer la esencia íntima de cada persona, tal como Dios la ve.
La autenticidad en una relación surge cuando ambas partes se permiten ser vulnerables e iguales, compartiendo sus sueños, miedos y esperanzas. Es un proceso de construcción mutua, donde la confianza y el respeto son fundamentales.
Al buscar entender al otro, descubrimos más sobre nosotros mismos. Nuestras reacciones revelan partes de nuestro propio ser que quizá no conocíamos.
Así, al abrirnos a conocer verdaderamente a otra persona, no sólo enriquecemos nuestro propio mundo interior, sino que también creamos relaciones más profundas.
Abrazos,
Nacimiento de Apolonio Carvalho