¿Es un regalo que comparto -mi tiempo- o es propiedad que debo proteger y defender? Un corazón desprendido escucha la voz de Dios tanto en las ocupaciones como en las circunstancias y la convivencia. ¿No es el amor la primera ocupación? (Padre Manolo Morales o.s.a.)
En el ajetreo del día a día, medir el tiempo puede hacernos olvidar la importancia de los pequeños gestos. A veces, una sonrisa, una conversación o un simple acto de atención pueden cambiar el día de alguien. Y, curiosamente, al no medir el tiempo que dedicamos a los demás, a menudo encontramos un propósito más profundo para nuestro día.
Cuando dedicamos tiempo sin prisas, sin esperar nada a cambio, ofrecemos algo valioso: presencia plena, escucha y apoyo genuino.
El tiempo dedicado al prójimo nunca es tiempo “perdido”. De hecho, es el tiempo mejor invertido. Es precisamente este tiempo el que da sentido a la vida.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento