Ese es el sentido de la vida. No la tenemos para nosotros; la vida es una relación. Dios, fuente de la vida, no nos quiere agua estancada sino manantial. Disfrutamos de la vida tanto más cuanto más generosa es nuestra entrega. (Padre Manolo Morales o.s.a.)
Sin embargo, este compromiso no solo implica grandes sacrificios, sino también pequeños actos diarios de generosidad, paciencia y empatía.
Hace muchos años, comprendí que Dios me llamaba a una vida de entrega. Poco a poco, fui entendiendo su llamado y siempre intenté responder a la altura, incluso si mis debilidades parecían un obstáculo.
Dios nos llama a una misión, pero Él mismo nos da la fuerza, el coraje y la determinación para cumplirla.
Dios nos llama a todos a una misión. Cada uno en su medida y con sus particularidades, con una gran variedad de dones. Nadie está excluido de Su llamado.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento