Seguramente no somos conscientes de cuánto "ha funcionado" en nuestra vida -y lo seguirá haciendo- esta virtud, ayudándonos a superar dudas e impaciencias. Es el amor de Dios, tal vez escondido debajo de nuestras pruebas y oscuridades. (Padre Manolo Morales o.s.a.).
En medio del dolor, la incertidumbre y los aparentes fracasos, la esperanza nos mantiene en pie. Ella es la luz que persiste incluso cuando todo parece oscuro. Es el hilo que nos une al cielo cuando el piso parece ceder. Es la confianza serena de que Dios está obrando.
La esperanza es una actitud viva y activa: quien espera en Dios continúa amando, sirviendo y creyendo. Ella nos impulsa a mirar al futuro con un corazón firme y la mirada fija en Cristo, quien venció la muerte y nos dió vida nueva.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento