De la virtud del desprendimiento nace la espontaneidad del amor. Se nos pegan cosas, personas, exigencias...Si la vida misma se encarga de desprendernos de algo o de alguien, que el corazón aprenda entonces a coger alas y a gozar de libertad. (Padre Manolo Morales o.s.a.).
Cuando el compartir es sincero, deja de ser una simple transferencia de bienes o un disponer de tiempo, y se convierte en un acto de amor, algo que enriquece tanto a quien da como a quien recibe.La verdadera generosidad no calcula, no pesa, no espera nada a cambio. Brota de forma natural, como una fuente que desborda porque está llena.
Quien comparte de modo espontáneo demuestra haber comprendido el significado más profundo de la fraternidad: reconocerse parte de un todo, donde el bien de uno es el bien de todos.
Compartir de esta manera es un ejercicio de libertad interior: es liberarse del egoísmo, la avaricia y el miedo a la escasez. Y cuanto más se da con el corazón abierto, más se descubre que nada falta, porque el amor siempre se multiplica.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento