¿A qué padre o madre no le agrada y le toca el corazón que un hijo le pida algo no para sí mismo sino para su hermano? Pues esa es la satisfacción que Dios y la Virgen Madre sienten cuando ven que nos preocupamos unos de otros. (Padre Manolo Morales o.s.a)
Todos necesitamos de un momento de reflexión, de introspección y de trascendencia. Independientemente de la religión, estos momentos nos llevan al crecimiento espiritual en el sentido más amplio.
La oración, para quien cree, es un momento exclusivo de su relación con Dios. Sin embargo, este momento, debe estar en conexión con la vida cotidiana: una cosa debe ser fruto de la otra.
Cuanto más amo a mi prójimo, más siento la unión con Dios en el momento de oración y viceversa. Cuando rezo por el otro pidiendo su bien, es el momento en que amo con mayor sinceridad.
En definitiva, rezar mejor significa también amar más.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento