Millones de creyentes hacemos hoy memoria de una niña: se llama María y fue elegida por Dios para ser "Madre de misericordia". Recémosle con fe y ternura por tantos niños y niñas víctimas del abuso, del atropello y la crueldad. (Padre Manolo Morales o.s.a.)
Somos afortunados cuando somos misericordiosos. (Cf. Mt. 5,7) Es lo que nos dice la Palabra de Vida de este mes.
No soy misericordioso para recibir una recompensa, sino que, libre de intereses, puedo seguir el camino que me lleva a Dios. Y que Él pueda reconocer en mí Su semejanza.
Creer en la misericordia de Dios significa sentirme digno de su amor más allá de mis debilidades y pecados, porque su infinito amor cubre todo eso.
Creer en la misericordia de Dios me lleva a ser misericordioso conmigo mismo y con los demás.
La misericordia es un camino de mucha luz: ilumina los corazones y elimina el odio en el mundo.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento