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PALABRA DE VIDA ABRIL 2025 «Mirad que realizo algo nuevo; ya está brotando, ¿no lo notáis?» (ls 43, 19).

El exilio en Babilonia y la destrucción del templo de Jerusalén habían provocado en el pueblo de Israel un trauma colectivo y les había plan...

jueves, 24 de noviembre de 2022

Rosita partió al Paraiso el pasado 16 noviembre

Decir que Rosa nos ha dejado no sería correcto, al menos, no del todo. Como decía san Agustin ha cambiado de habitación y desde el otro lado seguirá cuidando de nosotros como lo hizo en vida.
Rosa fue una presencia amable, sencilla y generosa en nuestras vidas.
Su forma de amar te hacía sentir único y especial para ella. Se acordaba, incluso cuando la memoria empezaba a flaquear, de tu familia, de tu trabajo, tus problemas…
Siempre tenía preparado en su casa un café y algún dulce cuando ibamos a visitarla, y en los viajes, muchos de ellos para convivencias y aumentar la espiritualidad que le daba la vida, llevaba con ella un almacén de viandas y golosinas para regalar y cuidar a cada uno.
Amaba a su familia sin medida, sus queridísimos sobrinos y decendencia, y se daba toda…pero su familia se ensanchaba muy a lo lejos abarcando compañeros de espiritualidad, de trabajo, su comunidad, amigos, vecinos  y cualquier persona que la necesitase. Daba tanto que se quedaba sin nada, pero nunca le faltó la providencia que llegaba puntualmente.
La oración y la eucaristía fueron su alimento y seguió rezando y recibiendo a Jesús hasta el último respiro. Su fe era como la del niño evangélico, tantas veces nos decía “yo cuando rezo, pido por todos vosotros y pongo vuestra cara en la oración, una por una….” Oración sencilla y profunda a la vez. 
Le faltó la vista pero no le faltó la visión del cielo y de la verdadera vida, ni dudó del amor de Dios. 
No se puede decir que nos ha dejado porque el amor permanece. Por eso hoy pedimos por su alma y damos gracias por su vida, y estamos seguros de que nos acompaña con su amor de madre.