A cada hijo le preocupan sus propias cosas; a los padres les preocupan las cosas de todos. Dios quiere que yo tenga una casa, pero sufre por los millones de hijos que carecen de ella. ¿Y un dia nos dirá: "Fui forastero y no me hospedasteis"? (Padre Manolo Morales o.s.a.)
Podemos acoger con amor a un turista que nos pide información, un visitante, un refugiado o un migrante.
Hoy recordemos la Regla de Oro: “Hacer a los demás lo que nos gustaría que hicieran por nosotros.”
Tal vez no encontremos ningún extranjero, pero podemos acoger a cada persona con un amor refinado, reconociendo en ella la presencia del niño Jesús que no encontró posada para nacer.
Hagamos de nuestro corazón un pesebre que ofrece calor y calidez al niño Jesús, que quiere ser reconocido en la persona que se encuentra a nuestro lado en el momento presente.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento