Vayamos lo primero a "la fuente del mayor consuelo" que es el Espiritu de Dios, su manera de ver lo que nos pone tristes en lo personal y en lo social: que nuestra sensación de impotencia no impida ver que el Mal lo vencerá el Bien, que es Él. (Padre Manolo Morales o.s.a.)
Podemos vivir unos para los otros la afirmación de Jesús en Mateo 11,28-30. Él llama a todos los que están cansados y oprimidos, y promete descanso, alivio, un yugo suave y una carga leve.
Esta carga se vuelve liviana justamente porque, cuando dos o más personas se aman y se unen en el nombre de Cristo, Él se hace presente y alivia todos los dolores y aflicciones.
Por tanto, el mayor consuelo para quien está afligido es intensificar, junto con el amigo, el amor recíproco.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento