¡Cuántas veces habremos rezado así: "Perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden"! Tal vez sin darnos cuenta de que, no perdonando nosotros, estamos pidiendo que tampoco a nosotros se nos perdone. (Padre Manolo Morales o.s.a.)
El mismo Jesús nos desafía diciendo: Si amas sólo a los que te aman, ¿qué haces de extraordinario? ¿No hacen lo mismo los publicanos y pecadores? Por lo tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo. (Cf. Mt. 5, 46-48)
Jesús habla aquí de perfección. Esta es la perfección de la caridad, del amor vivido hasta las últimas consecuencias.
El efecto es algo inusitado y fantástico: paz interior, seguridad, fe inquebrantable y felicidad.
Hagamos esta experiencia en este día y veremos el resultado dentro y fuera de nosotros.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento