Incluso cuando nos toca a nosotros ser acogidos (una consulta, un servicio...), nuestro amor, que tiende a ser recíproco, expresará que no somos señores que se sienten servidos sino hermanos que se sirven mutuamente. (Padre Manolo Morales o.s.a.)
No puedes poner nada más en un recipiente que ya está lleno. De la misma manera, cuando estamos frente a alguien, si estamos llenos de nosotros mismos no acogeremos lo que el otro tenga para ofrecernos. Tenemos que vaciarnos de nuestras ideas, de nuestra forma de hacer las cosas, de nuestras opiniones o de nuestros hábitos, para poder recibir y absorber la novedad que el otro representa.
¿De qué puede estar lleno nuestro corazón? ¿De orgullo, de arrogancia o de autosuficiencia? Basta un poco de cualquiera de una de estas cosas para que nuestro corazón esté lleno de si y cerrado a los demás.
El amor es capaz de dar y recibir, de llenarse y vaciarse al mismo tiempo y no acumula nada para si mismo.
Un corazón lleno de amor sabe acoger al otro vaciándose de si mismo, llenándose del otro hasta volverse una sola cosa con él.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento