Parece que negamos algo, pero es justo lo contrario. Hasta cuando estamos obligados a hacer algo en provecho propio, si ponemos el amor a los demás como fin primero, nuestra vida se engrandece y llena de sentido. (Padre Manolo Morales o.s.a.)
Esta es una característica más del amor explicado por Pablo en la primera carta a los Corintios en el capítulo 13.
Quien ama no busca sus propios intereses, sino que se abre a las necesidades del otro con disponibilidad, compartiendo con él todo lo que tiene, material y espiritual.
Quien ama no busca sus propios intereses porque, en cada momento, sale del “yo” por el “nosotros”.
Quien ama da espacio y valora las aspiraciones del otro, para que él, a su vez, pueda contribuir al bien de todos.
El puro de corazón es precisamente el que ama sin pretender nada del otro, que no piensa en recibir recompensa.
Tratemos de relacionarnos con todos con este amor puro y genuino.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento