Tenemos una especie de instinto que nos permite distinguir dónde está la sabiduría, quién habla desde la rectitud y la sinceridad, el sabor de la verdad que sacia inteligencia y corazón. Se la pedimos a Dios y nos la da. Escuchamos y actuamos. (Padre Manolo Morales o.s.a.)
Actuar con sabiduría es más que tomar buenas decisiones; es dejarse guiar por la paciencia y el discernimiento. La sabiduría nos enseña que no todo requiere respuesta inmediata, que muchas veces el silencio suele ser más elocuente que las palabras y que la paciencia abre caminos donde la prisa cierra puertas.
Ser sabio es acoger la experiencia de los demás, aprender de los propios errores y no dejarse llevar solo por las emociones del momento.
La sabiduría también se expresa en el amor: saber cuándo hablar, callar, esperar o actuar con firmeza y ternura.
Pidamos a Dios la gracia no solo de conocer el bien, sino de practicarlo con sabiduría, llevando luz y equilibrio a las situaciones que enfrentamos en el día a día.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento