Cuando, por ejemplo, perdemos la paciencia porque no conseguimos tener el control de los hechos, es como si abandonáramos (con una pizca de soberbia) la fe, nuestro "hogar interior". Luego recapacitamos, y resulta que Dios está a la puerta. (Padre Manolo Morales o.s.a.).
Dios nos espera con la paciencia de quien conoce nuestro corazón y sabe el momento oportuno para cada paso. Incluso cuando nos desviamos, seguimos llevando dentro de nosotros el eco de su amor, que silenciosamente nos llama de vuelta.
La espera de Dios no es pasiva; es una espera activa, llena de cuidados, de pequeñas señales en el camino, de puertas abiertas para el regreso.
Él no se cansa de creer en nosotros, incluso cuando dudamos de nosotros mismos.
Su espera es certeza de acogida: cuando finalmente volvemos a Él, no encontramos reproche, sino un abrazo que restaura la paz y nos devuelve el sentido de vivir.
Esta es la belleza del amor divino, un amor que nunca se rinde y que permanece firme, en la puerta de nuestro corazón.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
Entrada principal
PALABRA DE VIDA OCTUBRE 2025. «Mi auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra» (Sal 121,2).
¿Quién no ha sentido alguna vez en la vida que no puede más? Es lo que le pasa al autor del salmo 121, que pasa por circunstancias difíciles...
-
Ha sido un persona con una ternura especial... una persona que amaba...una persona que deja una huella que no se borrará jamás para los qu...
-
EL GEN ROSSO - INTERNATIONAL PERFORMING ARTS GROUP nace en 1966 en Loppiano, una pequeña localidad en las colinas toscanas, cerca de Flore...
-
Oración de Chiara Lubich: Te quiero no porque he aprendido a decírtelo, no porque el corazón me sugiera esta palabra, tampoco porque la fe m...