Es como si, para paliar el dolor de tantas víctimas, la humanidad contara con un misterioso "tesoro de compasión" donde poder volcar nosotros el valor de nuestras obras buenas, la paz de nuestro entorno, los sacrificios que nos impone la vida... (Padre Manolo Morales o.s.a.).
Como cristianos, no podemos permanecer indiferentes ante el dolor que afecta a tantas vidas inocentes. Estamos llamados a acoger, con el corazón abierto y las manos extendidas, a aquellos que sufren las consecuencias de los conflictos, ya sea física o espiritualmente, mediante la oración y la solidaridad.
Acoger es ofrecer este sufrimiento a Dios, uniéndolo al dolor de Jesús en la cruz, para que Él transforme el mal en semillas de paz y reconciliación.
Hoy, quiero ser señal de paz dondequiera que esté. Voy a dedicar momentos de oración por las víctimas de las guerras, practicar gestos concretos de acogida a quien vive el peso del sufrimiento, y cultivar en mi, palabras y actitudes que sean una contribución a la paz en el mundo.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento