Creo que para mejorar la oración es necesario superar la dualidad que existe entre alguien que habla y alguien que escucha, entre uno que pide y otro de quien se espera una respuesta.
La mejora de la oración se da cuando alcanzamos la trascendencia y percibimos que Dios está también en nosotros mismos.
Una de las muchas cosas que se atribuyen a la Madre Teresa de Calcuta, es la respuesta a una periodista que le pregunta: ¿Qué le dice a Dios en sus oraciones? “Nada, solo escucho”. ¿Y qué le responde Él?: “Nada, solo escucha”.
Creo que aquí está todo. Resume todas las mejoras que podemos hacer en nuestras oraciones; una presencia que va más allá de las palabras, de los pedidos, de las súplicas y de los agradecimientos.
Dios está en mí y yo estoy en Él.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
¡Con cuánta paciencia nos advierte el Cielo constantemente que en el "desierto" de esta vida se puede morir de sed! Descuidar nuestra unión con Dios nos convierte en "tierra reseca", y palabras y obras suenan áridas y vacías. (P.M.)