Cuando hago un examen de conciencia me vienen a la mente errores que podría no haber cometido, heridas que podría no haber causado, cosas que podría no haber hecho y muchas palabras que podría no haber dicho; transgresiones que pasan desapercibidas, porque me justifico diciendo: “todo el mundo lo hace”.
Es decir, me doy cuenta y hago una revisión de todos mis pecados.
Para mi, el arrepentimiento ya no tiene significado de autocompasión o autocondena, sino que, adquirió el significado de recomienzo y de una completa confianza en la misericordia de Dios.
Cuando confieso con sinceridad de corazón que he pecado muchas veces de palabra, pensamiento, de hecho y omisión, la mirada misericordiosa de Dios me purifica, y mi corazón vuelve a latir al unísono con su amor.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
Ni los ojos de los demás ni los míos son capaces de penetrar en el misterio que somos cada uno. Por eso es mejor no perdernos en muchos análisis, y una y mil veces mirar a los ojos de Dios. Él es el Amor. Misericordioso y Justo. (P.M.)