Debemos amar a las personas de tal forma que no solo sientan nuestro amor, sino el amor de Dios por ellas. Lo que significa hacernos prójimos.
Esto es lo que ocurre cuando vivimos el amor de la manera como Jesús nos enseñó, nos convertimos en instrumentos en manos de Dios. A través de nosotros, Dios llega a las personas.
Muchas veces la persona había hecho una súplica a Dios y sin saberlo, nosotros fuimos la respuesta a su pedido. Otras veces podemos ser la respuesta inmediata a una necesidad que se presenta a quien espera la Divina Providencia.
Es decir, Dios quiere actuar por medio de nosotros llevando consuelo a los que lloran, animando a los que se encuentran solos y sin fuerzas, saciando el hambre y la sed de los necesitados, curando enfermos, vistiendo a los desnudos, instruyendo a los ignorantes y siendo guía para los desorientados. Compartir, hacer mía las necesidades del otro, para que Dios llegue a todos.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
Acercándonos de corazón a cada uno, identificándonos con sus dificultades, sus alegrías... Ejemplo de todo ello, la Madre (la de la tierra, espejo de la del Cielo), Pilar de nuestros afectos, la primera en "decirnos" el Amor de Dios. (P.M.)