“Dichoso quien confía en Dios”
El salmo 1 nos invita a tener confianza total en Dios.
El que pone su confianza solo en Dios es comparado con un árbol plantado a la rivera de un arroyo. Da sus frutos en el momento adecuado y sus hojas son siempre verdes, nunca se marchitan. (Cf. Sal. 1,3)
Cuando somos capaces de entregarnos totalmente en las manos de Dios, no de forma pasiva, sino de manera propositiva, atravesamos todo tipo de situaciones dando testimonio de seguridad y firmeza.
Podemos dar prueba de valentía, pero principalmente de amor constante.
Quien confía en Dios, ama siempre.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
Confía el hijo en sus padres, los esposos entre sí; confía el amigo en el amigo, el enfermo en su médico, el alumno en su maestro... ¿Y no confiaremos en el Creador sus criaturas hasta "descargar en Él todos nuestros agobios"? (P.M.)