Muchas cosas son importantes en nuestra vida, pero todo pasa. Pasan los momentos buenos y los momentos tristes. Todo tiene su tiempo y no podemos hacer nada para impedir el fin.
Esta es la visión del mundo y de quienes no ponen a Dios en primer lugar.
Está bien todo pasa. Sin embargo, cuando hacemos la voluntad de Dios, cada acontecimiento gana significado nuevo y nada se pierde. Ni el pasado, ni el presente, ni el futuro.
Todo se dará a conocer en una sola palabra: la eternidad de Dios. Allí encontraremos cada acto de amor realizado en la vida; allí entenderemos que las pérdidas no fueron pérdidas, sino ganancias; allí veremos la Verdad y todo será iluminado por una luz que viene de todos lados e ilumina nuestra visión de vida.
Esta eternidad de Dios y su luz están contenidas en el momento presente vivido por amor.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
¿Verdad que hay en la vida "momentos gratos" que nos gusta prolongar, y momentos "ingratos" que tendemos a postergar? ¡Pues no! Si vivo por amor a Dios y a los demás, el momento presente es el que Dios bendice y es "grato". (P.M.)