Dios considera lo que haces a tus hermanos como hecho a El. Así que se humilde delante tus hermanos: sírveles. No seas indiferente hacia ellos, no hagas reclamos, no solo afirmes tus derechos, no domines
a tus hermanos: ámalos sirviéndoles
Chiara Lubich
Palabras para vivir págs. 121-122.
¡Amplitud de miras, grandeza de ánimo, largueza de corazón! Este mundo nuestro -creación expectante- que tanto sufre, no puede ser vivido con cortedad de vista ni encogimiento de corazón. Somos ciudadanos del cielo: esa es nuestra Luz. (Padre Manolo Morales o.s.a.)
Una de las características más hermosas del amor es la magnanimidad.
Es un exceso de bondad que embriaga el corazón con alegría divina, ya que la magnanimidad es un atributo de Dios. En este sentido, Él no se deja vencer. Está siempre delante de nosotros, sin embargo podemos tener su amor por nosotros como modelo para amar a los demás.
Por eso, ser generoso en bondad nos hace felices: tanto a nosotros que somos generosos, como a los que disfrutan de nuestra bondad.
La magnanimidad regula las relaciones a través de una donación sin límites.
Quien tiene un corazón magnánimo, no da “cosas”: se da a sí mismo incluso en los gestos más simples, pero con la intensidad del amor de Dios en su corazón.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento