No hemos venido a este mundo para que nos entronicen como personas perfectas, sino para servir, y hacerlo cada día mejor. El servidor humilde aprende constantemente a reconocer las propias imperfecciones y a pedir, por ellas, disculpas. (Padre Manolo Morales o.s.a.)
Un pedido de disculpas sincero fortalece las relaciones.
Debo demostrar que para mí, salvar la relación está por encima del hecho de estar o no con la razón. Así que, tomo la iniciativa y pido disculpas.
La humildad es una gran aliada para preservar la armonía en las relaciones. De nada me sirve probar que tengo razón, si está razón me separa de la gente.
Vale más una petición de disculpas, porque une los corazones y reconstruye los lazos rotos.
En las relaciones siempre tenemos que saber cuándo retroceder, relevar y equilibrar las opiniones, las razones y las preferencias, todo en beneficio de una relación saludable y respetuosa.
Chiara Lubich decía que era preferible lo “menos perfecto” en unidad, que lo aparentemente “más perfecto” en desunión.
No dudemos! Pidamos disculpas y salvemos nuestras relaciones.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento