Con todo! Tal como se siente en este momento; con su propio "historial clínico": sus heridas del pasado, sus desengaños y rabietas, sus penillas y sus gozos. Y, si anda debilucho de fe, ¿cuesta tanto pedirle al "Médico" que nos la aumente? (Padre Manolo Morales o.s.a.)
El primer mandamiento nos dice que debemos amar a Dios con todas nuestras fuerzas, con toda nuestra alma, con todo nuestro corazón. (Cf. Dt. 6,5) Lo que significa que debemos poner a Dios por encima de todo.
En la práctica, cómo podemos hacer eso?
Ciertamente, la práctica de amar al hermano es el camino. Amamos a Dios amando a nuestros hermanos y hermanas.
Pongamos todas nuestras fuerzas al servicio de los hermanos, así cumpliremos el primer y segundo mandamiento: Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos.
Con todo nuestro corazón: amar a Dios en cada hermano y hermana.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento