Porque es Dios quien las ha querido: empezando por la convivencia ordinaria (familia, amigos, trabajo...). "Hombre y mujer nos creó", iguales y distintos, diferentes para completarnos, semejantes para entendernos. (Padre Manolo Morales o.s.a..)
Cuando vemos las diversidades como una riqueza, nuestra relación con las personas cambia por completo.
Hace algún tiempo atrás, tenía miedo de enfrentarme a personas que pensaban diferente a mí. Creía que haría un esfuerzo muy grande para convencerlas a pensar como yo.
Aprendí con el tiempo que respetar las diversidades me enriquece y me hace más tolerante.
Hoy, incluso mi idea del diálogo es diferente. Dialogar no es discutir un tema. Es, sobre todo, una comunión de ideas.
Cuando consigo tener este inmenso respeto por el otro diferente a mí, noto una paz y una serenidad en mi corazón que puedo transmitirla a mi interlocutor.
Valorar las diversidades me ayuda a comprender cómo puedo amar más y mejor a cada persona.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento