Al incorporarnos Dios a su Familia, si la fe y el amor común se mantienen vivos, nos convertimos en vasos comunicantes: todo es de todos, dificultades y gozos. Somos la levadura del mundo nuevo que todos sueñan. (Padre Manolo Morales o.s.a.)
Pienso sobre todo en las víctimas de las guerras, de las tragedias y catástrofes naturales. Siento compasión por todos ellos, pero desde el punto de vista material, muy poco puedo hacer.
La oración es la ayuda más importante que puedo ofrecer. Conozco su poder y la uso para llevar mi ayuda concreta a cada persona en dificultad.
Cuando rezo, me uno a millones de personas que hacen lo mismo. Y Dios escucha el unísono de nuestras voces y actúa a través de aquellos que pueden llegar eficazmente a estas personas.
Un día entenderemos cómo funciona la economía divina en lo que respecta a la oración. Su poder no tiene límites porque llega al corazón de Dios.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento